De las relaciones mercantiles y culturales durante el siglo XV entre Brujas y varias ciudades italianas, surgió una corriente de influencia que hizo que fuera conocida la pintura cuatrocentista flamenca en Italia. Una obra de Hugo van Goes, el tríptico Portinari, cautivó a los pintores florentinos Borticelli y Filippino Lopi, por su realismo y expresividad
Hugo van der Goes: Tríptico Portinari. 1475-76. Una obra de gran repercusión en la pintura italiana del último tercio del siglo XV Museo degli Uffizi, Florencia.
Años más tarde, se produce el efecto contrario: Los pintores italianos influirán en los artistas flamencos, justo en el momento en que el comercio de Brujas cede la supremacía a Amberes.
Amberes se convierte en el principal foco pictórico. Es ahora, Quentin Metsys el que imita a Leonardo en sus fondos del paisaje, en el dibujo de las composiciones y en el color.
En la pintura flamenca son cada vez más apreciables los rasgos de Renacimiento italiano. En esta mutua y reciproca influencia entre los artistas de los Países Bajos y los italianos, tiene mucho que ver el movimiento humanista que se extiende por toda Europa, en profunda crisis social, política y religiosa.
El humanismo se centra en la dignidad y el valor de la persona. En su esencia, las personas son seres racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien. Este término se amplía para describir los movimientos literarios y culturales que envolvieron a Europa durante los siglos XIV y XV.
El mundo griego y romano -lo clásico- vuelve a ser fuente de inspiración y de valores
El humanismo se inició en Italia, donde los escritores de finales del medioevo, como Dante, Giovanni Boccaccio y Francesco de Petrarca contribuyeron en gran medida al descubrimiento de las obras clásicas. En la obra la "Oración", que trata sobre la dignidad del ser humano, Pico della Mirandola, expresa con fuerza el ideario humanista, movimiento que avanza
por los estudiosos bizantinos que llegan a Roma, después de la caída de Constantinopla, en poder de los turcos en 1453, y por la creación de la Academia platónica en Florencia. A todo esto hay que sumar las recopilaciones y traducción de manuscritos clásicos y la invención de la imprenta, dos elementos que dieron gran impulso al Humanismo.
La fuerza ¡del humanismo fue tal que se convirtió en la principal causa de la Reforma. Sin duda, el estudioso más importante del humanismo y su gran difusor fue Erasmo de Rotterdam
Erasmos de Rótterdam

El Bosco difusor del Humanismo en Europa
En un principio rasgos elegantes del goticismo aparecen en el renacimiento, sobre todo en las obras de artistas que producen su obra entre los siglos XV y XVI, como son Cornelis Engelbrechtszen, de Leiden, y Jacob van Ostsamen.
Aparecen artistas sobresalientes, como es el caso de Lucas Leiden - alumno de Cornelis -, grabador, pintor y dibujante de sensibilidad parecida a la de Alberto Durero, que dotó a su obra del sentido de la especialidad y el dominio de las figuras humanas, equiparable a los pintores italianos. Obras suyas son "la adoración del Becerro de oro" y el tríptico del "Juicio Final". Él fue, sin duda, el introductor del formalismo renacentista, gracias a sus trabajos y, con posterioridad gracias a los esfuerzos de los pintores llamados romanistas, llamados así, porque cumplimentaron y ampliaron sus estudios en Italia.
La obra más conocida de Leiden es " Lot y sus Hijas ", que se encuentra en el museo parisino de
“Lot y sus hijas” 1520 De Lucas Leyden.
En esta obra, el pintor Lucas de Leiden aparece como un visionario que ilumina la escena del fuego cayendo sobre Sodoma, y los barcos se hunden, en tanto que Lot juega con sus hijas, sin tener en cuenta que todo se destruye a su alrededor.
El Bosco, la historia de un visionario genial
El Bosco o Hieronymus Bosch, 1450-1516, pintor y grabador holandés, es una de las figuras más interesantes de la pintura flamenca de los siglos XV y XVI. Su obra, por lo general de temática religiosa e iconografía demoníaca, se nutre de personajes fantásticos y paisajes oníricos que parecen anticipar en cinco siglos el movimiento surrealista.
El Bosco nació en la localidad holandesa de Hertogenbosch, próxima a Amberes, en el ducado de Bravante. No existen testimonios de que el Bosco se ausentara de su ciudad natal, como hicieran otros pintores holandeses. Desde el principio, el Bosco se inclinó por seguir el oficio de pintor como la saga familiar: padre, abuelo también muy conocido, Jan van Aeken, tío y hermanos, y, posteriormente, su propio hijo.
El Bosco, miembro de una saga de artistas
El taller de la familia lo heredó su hermano mayor, Goosen, que seguiría la tradición familiar y la continuidad del apellido, distintivo del taller y de los trabajos que en él se realizaban.Por esta circunstancia, Jeroen se vio obligado a crear otro taller y darle otro nombre diferente. De aquí surgió la latinización de su nombre, que se convirtió en Hieronimus y eligió por apellido el nombre de su ciudad natal S'Hertogenbosch, simplificado Bosch, nombre que en España derivó hacia El Bosco.Por esta época contrajo matrimonio con una joven de familia acomodada, llamada Aleyt van Meervene. Poco después, Hieronimus consiguió el título de maestro, necesario para realizar esta actividad de forma independiente.Según parece, los negocios le iban bien. Recibía muchos encargos y además vivía en la mejor zona de la ciudad. En Amberes vivía una burguesía bien acomodada y con posibilidades económicas, a la que se suman los clérigos y nobles.El Bosco estuvo relacionado con el espiritualismo de la Devotio Moderna, una doctrina derivada de la mística de ciertos autores de los siglos XIV y XV .Está , probado que El Bosco perteneció desde 1496 a la Cofradía de Nuestra Señora, vinculada con la Congregación de Windesheim, asociación religiosa que seguía la inspiración mística de Ruyysbroech, y que también influyó en Erasmo de Rótterdam
El Bosco conciencia critica de su tiempo
Por entonces El Bosco ya destacaba como pintor, puesto que ya recibía encargos importantes. Por ejemplo, uno de esos encargos provenía de Felipe el Hermoso, lo que indicaba que era conocido y admirado por la Corte borgoñona.
El contenido de la obra de El Bosco, no era ajeno a la situación real: la crisis imperaba a todos los niveles en la Edad Media, terreno abonado para la aparición de fantasmas que atenazaban a la sociedad, tales como la salvación tras la muerte o la condenación eterna.
El Bosco fue puliendo las formas artesanales de principiante - cierta torpeza compositiva- que aprendió en el taller familiar, hasta lograr transcribir como nadie la debilidad humana, el engaño y las tentaciones. Sin duda se valió de las fuentes de la cultura popular para alimentar su ingente imaginación. Asertos, costumbres, leyendas, todo valía para enriquecer sus pinturas llenas desímbolos, de humor y de crítica.
El Bosco descargaría todo su ingenio contra los males de su tiempo: ausencia de moral, ignorancia, enfermedades, epidemias, guerras y la peste. Tiempos de angustia, de movimientos heréticos, y sectarios que buscaban la autenticidad cristiana, poco o nada representada por las órdenes religiosas y por el clero.
Savonarola fue perseguido en Italia, mas en Alemania, próxima a los Países Bajos, el agustino Lutero triunfaba con su doctrina, "la fe, nos salva" y la palabra Reforma encontró eco en Europa. Pocos años después de la muerte del Bosco, se produjo la ruptura en el mundo cristiano.
Este estado de cosas las refleja El Bosco en su obra, que es sobre todo religiosa, y lo hace alejado de toda influencia exterior y de sus coetáneos. Muere en 1516.
Valoración de la obra de El Bosco
Al El Bosco le cabe el mérito de ser capaz de romper con la rutina del momento y dar a sus creaciones un toque personalísimo, expresión y originalidad. Junto a estas tres cualidades aportó un universo onírico, pleno de imágenes alucinantes, de un realismo fantasmagórico, no exento de crítica e inclinación moralista. Sus obras acusan la influencia de los bestiarios medievales.
El estilo del arte singular de El Bosco parte del humorismo de las miniaturas del siglo XV. Con este recurso criticó los vicios de la sociedad de su tiempo, en la que se habían asentado la relajación de las ordenes monásticas, las costumbres y las debilidades humanas.
Contra todo esto, El Bosco utiliza todos los recursos imaginativos, extraídos de su temperamento visionario y moralidad. No hay que olvidar que fue miembro de la Hermandad de Nuestra Señora y un devoto católico. Fue el encargado de diseñar las vidrieras, entre otras obras, de la catedral de Hertogenbosch.
El contenido de su obra se centra en temas con motivos astrológicos, populares, brujería y alquimia, Anticristo y de las vidas de santos. El resultado es un ecléctico estilo iconográfico propio de finales de la edad media. Toda esta cosmovisión del Bosco impactó en Felipe II fue uno de los más fieles seguidores de su obra, y a quien debemos que sus mejores cuadros se encuentren en España.
Muchos de los estudiosos de su obra, han intentado encontrar el quid de sus creaciones, señalando los objetivos de alguna cofradía religiosa por luchar contra la corrupción clerical, con la pretensión de renovar y purificar la vida religiosa.
Sin embargo, no son pocos los que difieren respecto a la interpretación de la pintura de El Bosco, pero la crítica es unánime a la hora de manifestar que sus obras muestran la preocupación por la inclinación del hombre hacia el pecado, el desafío a Dios, así como la condena eterna de las almas perdidas en el infierno, merced a la locura humana.
Las fuentes de El Bosco fueron los manuscritos miniados holandeses, grabados extranjeros, bestiarios medievales, leyendas y textos de la época.
El Bosco critico implacable contra los vicios
Ahora bien, no se interpretará la obra de El Bosco de forma correcta, si se ve en ella complacencia en la representación de los defectos y errores humanos, ya que el artista parte de sus convicciones de cristiano, y lo que hace es criticar los vicios degradadores de la condición humana. En esta intención coincide con el influyente Erasmo de Rótterdam.
Es, por tanto, El Bosco, un hombre de su tiempo, no ajeno a lo que sucede a su alrededor, y empleó a través de su pintura su visión particular y sus conocimientos esotéricos, acordes con el movimiento humanista imperante; la ciencia cabalística y la alquimia... Pero siempre, refleja el mal en toda su fuerza y en su propia morada, es decir en el infierno, utilizando multitud de seres malignos que en sus representaciones pictóricas están presentes en toda la Edad Media.
La obra del Bosco, de una vigencia extraordinaria, se havenido dividiendo en varias etapas:
En una primera aproximación, se encuentra la tabla satírica de la Curación de la Locura, que se encuentra en el museo del Prado de Madrid y que viene a representan la fingida extracción de una piedra del cerebro de un loco. Viene a ser este un tema recurrente en la pintura de los Países Bajos.
En segundo lugar, pasaría El Bosco a añadir más complicaciones a sus temas, y sobre todo, dotando a sus obras de efectos expresivos, de colorido e impresionantes fantasmagorías. Aquí se encuadra el tríptico de las Tentaciones de San Antonio ermitaño, en el museo de Lisboa, en el que aparecen visiones sacrílegas, mientras que Jesús le infunde valor para resistir la prueba.
En una etapa posterior, de madurez, El Bosco dotaría a su obra de mayor solemnidad y profundidad sicológica, que nos trae a la memoria las caricaturas o estudios fisonómicos de Leonardo, como en la obra "Con la cruz a cuestas".
Finalmente, el momento de mayor apogeo del Bosco se encuentra en la consecución de su obra más admirada y conocida, El Jardín de las Delicias, en el Prado.
Fue sin duda El Bosco el último y probablemente el más grande ¡ de los pintores medievales. Su visión del mundo y del hombre es pesimista, de ahí deriva su actitud moralizante. Para él la humanidad está marcada desde el pecado de Adán y Eva, que fueron arrojados del paraíso. La salvación no es posible, sino es a través de grandes penalidades y el destino final de la mayoría de los hombres, es la condenación eterna. La muerte y el temor que de ella se deriva están siempre presentes en todos sus cuadros.

El jardín de las delicias de EL Bosco, en el museo del Prado.
Comentario sobre la obra de el Bosco:
En los tres paneles de su tríptico "El Jardín de las delicias", sin duda su obra cumbre, llena de sugerencias y difícil de explicar, El Bosco Ilustra el peor de todos los pecados: el de la lujuria.
En el panel izquierdo, aparece el paraíso, morada del hombre hasta que pecó y perdió la gracia. Aparecen animales fantásticos como el unicornio, la jirafa o criaturas imaginarias como el ave de tres cabezas, junto al estanque.
En esta parte, se ve el árbol de la fruta prohibida, con una serpiente enroscada en su tronco.
Pueden observarse que los animales salvajes. En un nivel inferior al hombre, se alimentan los unos de los otros, el gato al ratón, el león al ciervo. Uno de los enigmas de este cuadro se centra en la cabeza de un hombre, un rostro exagerado que podría interpretarse como el demonio tendedor, aunque oculto y al acecho.
En el panel central se encuentra el jardín de la lujuria; indica que el hombre ha perdido la gracia.
Aparecen muchos símbolos, algunos de ellos de signo erótico como son las fresas que representan el placer de la carne. El pecado original consistió en comer la fruta prohibida. En la Edad Media "coger frutas" equivalía a tener comercio carnal.
En este panel central, aparece Adán, vestido y Eva en la entrada de una cueva, donde se retiran tras perder la gracia.
El Bosco muestra muchos símbolos, los filamentos de las rocas tienen forma de órganos sexuales, así como los arroyos y las cuatro esquinas de la sierra. El barco de Venus; el baño de mujeres rodeadas de jinetes. En la Edad Media montar a caballo era una metáfora sexual y el baño de Venus era como decir que se estaba enamorado.
Si fuera una narración, con su exposición nudo y desenlace, en la tercera parte del tríptico, vemos la consecuencia ultima del pecado. Vemos el fuego y el azufre, la guadaña fálica con dos orejas, un jinete con un huevo en la cabeza, que simboliza la fragilidad del placer.
En este ultimo panel, aparecen visiones truculentas, horripilantes, fantásticas e infernales: Los Dragones, cuadrillas de demonios, Así como otros símbolos del amor y la lujuria, representados en gigantescos instrumentos musicales.
Como características técnicas se señalan la minuciosidad en todos los detalles, la gran variedad, la riqueza cromática y la originalidad del tema tratado.
La Piedra de la Locura, de El Bosco,
en el Museo del Prado.
en el Museo del Prado.
Óleo sobre tabla 48 x 35 cm
Comentario sobre la obra de el Bosco:
La extracción de la Piedra de la Locura conllevaba la recuperación de la cordura, según la tradición medieval. El Bosco, con ironía y gracia, aborda este tema, al tiempo que denuncia la estupidez humana, que siempre es aprovechada por otros para enriquecerse.
Los símbolos se repiten. El paciente porta una bolsa atravesada por un puñal, con claro significado de que esta siendo estafado. Del cinturón del cirujano cuelga una bolsa de dinero, es decir se enriquece con el engaño a los necios y crédulos. El embudo que leva del revés podría indicar que siempre recibe, sin dar nada a cambio.
Las otras dos personas de la escena son un fraile y una monja. El primero, símbolo de la iglesia, es cómplice de este engaño y participa de las falsas creencias y temores con tal de recibir beneficios económicos. La monja, que sostiene un libro cerrado, simboliza la incultura y también lleva su bolsa.
La leyenda del cuadro dice " Saca fuera la piedra, mi nombre es Lubbert Das", cuya trascripción a la realidad es de persona tonta, simple y boba.
Claramente en esta obra, El Bosco denuncia las creencias populares sin sentido, con las que se aprovechan de los ignorantes.
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