Por Victor Dellsen
Los países mencionados en el título, son los que hoy por hoy ejercen una influencia incuestionable en la región y si alguien pretende hacer algo en ella debe contar con su participación de alguna forma.
Brasil es la potencia pujante y que quiere ser hegemónica, así se ve en su propia clase dominante y llevan años en un lento proceso de industrialización y modernización.
Venezuela, la Venezuela de Chávez, es el surtidor de petróleo no solo de la región, sino uno de los principales productores del tan preciado producto. Hoy el mundo se mueve a través de la energía y esta es producida casi con exclusividad a base de hidrocarburos.
Argentina, el antiguo "granero del mundo", en otra época un país que estuvo ahí cerca de hacer, lo que Brasil está llevando a cabo ahora, con la base que le ha dado siempre la renta agroexportadora, una reconstitución de su aparato industrial y productivo..
La situación general de los tres países.
Hoy los roles de los tres países más importantes de la región, se están definiendo, Brasil, la potencia industrializada, Venezuela, la potencia energética y Argentina, la tradicional potencia agroexportadora.
Brasil
Recordemos que Brasil fué el único país de sudamérica de habla portuguesa y que durante la guerra de la independencia, paso de ser una colonia de Portugal, a ser un Imperio productor de materias primas, pero Imperio (realeza) al fin. Su enorme extensión, aún así no le prodigo como al antiguo virreinato del Río de la Plata la facultad de transformarse en una potencia agropecuaria. Tuvo entre otras su época dorada en cuanto a la explotación de caucho, que intento por décadas mantener bajo su control. Cuando las potencias económicas pudieron hacerse de la planta productora del caucho brasileño, esa supremacía se vino abajo; sin embargo, esta situación, en parte condicionaria al país y su situación de ser el país más grande de Sudamérica, lo precondicionó siempre a intentar ser una potencia hegemónica en la región.
Brasil no contaba, como la Argentina de los recursos naturales o mejor dicho, del excedente increíble que se producía en Argentina, como para solventar su formación industrial. Es por eso que desde la década del 40 Brasil fué a paso de tortuga, a diferencia de la Argentina, que pegaría un salto cualitativo y cuantitativo superlativo.
Ambas países darían formación a una suerte de escalada para ver quien se hacía el país rector de la región.
Recién ahora Brasil a conseguido superarse relativamente de su competidor inmediato, que es la Argentina, aprovechando la dura crisis interna de dicho país, producto del salvaje plan neoliberal de los 90 que estallaría en el 2001.
La burguesía brasileña sueña con ser el baluarte rector de Sudamérica y ha trabajado en es camino. Sería, curiosamente beneficiada de la coyuntura interna de la Argentina, quien en los 90 trasladaría la mayor parte de sus capitales industriales al Brasil, debido a los costos de producción. Pero no solo en materia industrial, tambien en materia agrícola, mientras la Argentina se metía de lleno en la producción de las oliaginosas del tipo transgénico que daban una renta exorbitante, dejando de lado políticas productivas mas sustentables pero de mayor costo; Brasil aprovechó el hueco y además se benefició del excedente de dicha renta agroexportadora Argentina.
En los últimos años, con la aparición de la Venezuela de Chávez, y sobre todo con la exploración energética de las empresas brasileñas, Brasil iba rumbo a despegarse de la región, donde y sobre todo con Argentina, su intercambio comercial es aún definitorio.
Es curioso que tras la crisis del 2001, Brasil se beneficiara de la misma, pero la recuperación Argentina y la devaluación inicial, pusieron las cosas en su lugar y desde entonces, Argentina ha ido equilibrando su papel en relación a Brasil.
La crisis financiera mundial, agarró a Brasil en plena etapa de expansión de su mercado y en la práctica, detuvo la misma.
Aún sigue atado principalmente al mercado Argentino y fué eso lo que impulsó en los 90 la creación del Mercosur. Hoy Brasil es importantísimo para la región pero sigue siendo un gigante de pies de barro. No cuenta con un mercado interno competitivo a nivel internacional como, por ejemplo, se está transformando China, y por tanto tampoco cuenta con una economía que pueda hacer frente al sistema especulativo financiero internacional, que está haciendo estragos en la economía mundial para su propio beneficio. A diferencia de Venezuela y de Argentina, Brasil no cuenta con una renta exportadora tan grande y de un altísimo rendimiento a un bajísimo costo.
Venezuela
Venezuela es la principal productora de hidrocarburos de la región y una de las más importantes del mundo. La crisis producida por los programas neoliberales de los 90 generaron en Venezuela un movimiento social que tuvo su corolario en la aparición de la figura de Hugo Chávez. Este canalizó las aspiraciones de la gran mayoría de los venezolanos a través de un movimiento de claro corte nacionalista.
El principal factor de atraso de Venezuela ha sido claramente su condición de país monoproductor de petróleo. Esta condición si bien le posibilitó tener un renta extraordinaria, aún con un valor del barril de petróleo insignificante a valores actuales, aceitó una maquinaria burocrática y rentista en su Estado, que impidió el desarrollo industrial en base a esa renta petrolera.
El florecimiento de un sector medio importante, pero que en contra peso produjo una clase trabajadora empobrecida y sin acceso a condiciones elementales de salud, educación y asistencia social, durante la llamada Cuarta República, sería el detonante para el estallido del Caracazo, que sería apaciguado a punta de fusil.
En definitiva Chávez canalizó en su proyecto las necesidades inclumplidas del pueblo venezolano, sin embargo, a 11 años de mandato, el sabotaje interno y externo, sumado a un aparato Estatal burocrático, y una evidente falta de cuadros políticos a la altura de un proyecto para poder llevar, algo que Venezuela necesita y ya de manera urgente, la reactivación de la producción agrícola y de un paulatino proceso de industrialización.
Lo que se evidencia son falencias en las aplicacaciones de los proyectos internos. Falencias aplicables a varios factores que exceden el presente análisis, pero sintéticamente podrían resumirse en, una cultura clientelar, un aparato burocrático heredado de la IV República y que no ha podido ser siquiera controlado, una burguesía rentista que ha realizado incluso un sabotaje a la máxima producción nacional que es el petróleo y que aún mantiene sus manos sobre dicha renta, y la incapacidad dentro de una coyuntura interna y externa que obligó a Chávez a trasladar parte del excedente petrolero a políticas internacionales que le dieran un marco en el cual el capitalismo no consiguiera hacer un bloqueo como ya lo había hecho antes con otras revoluciones sociales de estas características.
Hoy gran parte de las obras de infraestructura, programas y proyectos, están virtualmente parados o no avanzan en el sentido que debieran, y no se debe específicamente a la falta de recursos, sino a la incapacidad del gobierno bolivariano de llevarlos a cabo.
Muchas obras sociales y conquistas se han logrado, pero no en el marco de una política clara y sustentable, sino más bien, para apalear crisis sistemáticas de las desigualdades sociales y de un modelo productivo consumista y para nada expansivo.
Venezuela, aún goza de una renta extraordinaria que no le ha dado los frutos que debiera, con una burguesía larvaria, parasitaria que no puede ser tomada en cuenta, con un sistema de corrupción anquilosado que no ha podido ser desmantelado, y con un desequilibrio comercial que no permite el desarrollo de la producción interna, sino que encima lo ha terminado frenando.
Argentina
Argentina se desarrollo como el mercado de Inglaterra y esa situación generó una clase dominante, basada en la renta agroexportadora. Durante las dos guerras mundiales, a principios del siglo XX, y con la incorporación inmigratoria europea, principalmente española e italiana, se fué desarrollando un polo industrial, primero agregado a la explotación agraria y después se fue diversificando.
Durante la década del 40 y a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, la naciente burguesía industrial entraría en confilcto con la oligárquica burguesía agroexportadora.
Luego de la caída de Juan Domingo Perón, quien supo canalizar un proyecto nacionalista producto de esta particularidad, ambos sectores de la burguesía arreglaron sus espacios de poder, de tal forma que desde la década de los 70 están intimamente interrelacionados.
Debido a que la renta agroexportadora da ganancias exorbitantes en relación a los costos que produce, la burguesía dominante en la Argentina fué impulsando tanto en la última dictadura militar (1976-83) un proyecto en donde la exportación de materias primas básicas estaban por encima de un proyecto industrial.
En los 90 tras el fracaso del gobierno de Raúl Alfonsin, y su intento de desarrollismo industrial, la convertibilidad impuesta por Felipe Cavallo durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999) generó practicamente la destrucción del sistema industrial, de investigación y adyacentes logrados desde la década de los 40 a los 60.
Gran parte de la renta agroexportadora, curiosamente fue invertida en la industrialización del Brasil, que con sus bajos costos y su polo industrial en desarrollo permitía esto. Era más barato para la burguesía dominante con un Peso sobreevaluado importar bienes y transferir los excedentes al Brasil, que reconstruir la industrialización Argentina.
Esta paradoja de transferencias de recursos, terminó por estallar en el año 2001, gracias también a las maniobras fraudulentas de esta burguesía de la mano de los sectores financieros que vaciaron al país produciendo el crack financiero, conocido como el corralito, donde los sectores medios de la sociedad quedaron atrapados, con sus depositos y bienes.
Sin embargo a partir de la fuerte devaluación escalonada del 2002 y la asunción de Nestor Kirchner como presidente (2003-2007) y la continuación de sus políticas por su esposa la actual presidenta del país, Cristina Fernández (2007-2011) que se cirscuncriben en el marco de un desarrollo industrialista, volvieron las viejas disputas en torno a los sectores de la burguesía.
Estas disputas hicieron explosión tan solo a los dos meses de asumida la presidencia de Cristina Fernández, curiosamente por una modificación en las retenciones a la agroexportación.
Durante dos meses, los sectores del campo "pampeano" agroexportador sabotearon y bloquearon las rutas hacia los centros de distribución y poblacionales, principales del país. Digo sabotaje, porque mientras los chacareros hacían el bloqueo de rutas, los pooles agroexportadores seguían "exportando"...
Lo que se vió fue la fuerza motora de un sector dominante de la burguesía que planto bandera y aún sigue en una verdadera batalla campal contra el gobierno Argentino.
Sin embargo, se estan viendo también algunas fisuras en el frente interno, no solo el político, sino también el económico. Argentina está, nuevamente en la puja entre el sector agroexportador y el sector industrial. La batalla recién ha empezado.
Este análisis, sintético solo pretende poner un marco de referencia, con el cual poder comprender de manera general la realidad de Sudamérica. Son enormes las contradicciones que sufren nuestros países, y entre los desplantes del capitalismo internacional, entre su propia lucha de poder, donde nosotros somos espacios de disputa, existen dos posiciones bien diferenciadas en las burguesías nativas, las dependientes y rentistas y las burguesías que quieren sumarse como socios con pleno derecho en el ámbito internacional (como es el claro ejemplod de Brasil y de cierto sector de la burguesía Argentina). En que situación quedamos los ciudadanos de a pie? En que nos beneficia estas pujas y este eje? Eso es lo que debemos debatir para saber hacia dónde vamos o podemos aspirar, y como en medio de esta lucha sectorial, podemos sacar partido para el desarrollo y fortalecimiento de nuestras sociedades.
Publicado el 16 de Mayo del 2010, en Colectivo Conciente.-
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